Sharma Oli ascendió hoy por segunda vez en menos de dos años al puesto de primer ministro de Nepal con el cometido de llevar la estabilidad a un país que ha contado con doce mandatarios desde que hace una década la monarquía llegó a su fin.
Oli (1952) fue elegido nuevo primer ministro como candidato de la alianza de partidos comunistas de Nepal UML (Unificado Marxista-Leninista) y CPN-M (Maoísta Centro), que tras arrasar en las elecciones del pasado diciembre contarán con 174 de los 275 escaños de la nueva Cámara de Representantes (Cámara baja).
El nuevo mandatario de la nación de Himalaya ingresó en el Partido Comunista de Nepal en 1970 y desde allí intentó concienciar a la población contra el sistema autocrático en la monarquía, un activismo que le llevó en 1973 a ser encarcelado y permanecer entre rejas hasta 1987.
Con el regreso de la democracia a Nepal en 1990, Oli obtuvo el puesto de diputado, una elección que reeditaría en 1994 y 1999, tiempo durante el cual llegó a ocupar durante nueve meses el puesto de ministro de Interior (1994-1995).
Además ocupó el cargo de viceprimer ministro y ministro de Exteriores durante el Gobierno interino que surgió tras el fin de la guerra civil en 2006, que llevó a la proclamación de la República de Nepal en 2008 para poner fin a 240 años de monarquía.
Desde la paz de 2008 los sucesivos gobiernos nepalíes se centraron en consensuar una Carta Magna, que finalmente fue aprobada en septiembre de 2015, y tras los recientes comicios Nepal espera pasar ahora a funcionar finalmente con todas las instituciones republicanas previstas en la Constitución.
En octubre de 2015, recién aprobada la Constitución, Oli, ya convertido desde un año antes en presidente del UML, inició su primera experiencia como mandatario.
Sin embargo, el Gobierno no tendría mucha andadura y se vio obligado a dimitir antes de haber cumplido un año, en julio de 2016, al constatar que iba a prosperar una moción de censura en su contra, en un nuevo capítulo de la inestabilidad crónica del país.
El primer mandato de Oli estuvo marcado sobre todo por las manifestaciones violentas de la minoría madhesi, que reclamaba un mapa federal distinto al diseñado en la nueva Constitución, y las consecuencias del terremoto del 25 de abril de 2015, que acabó con la vida de casi 9.000 personas y causó más de 21.000 heridos.
El político se despidió entonces del Parlamento entre acusaciones a la oposición de haber conspirado contra él y de no haber valorado su gestión, en especial un acuerdo “histórico” de cooperación con China para aliviar la tradicional dependencia de su otro vecino, la India.
“Su agenda nacionalista le brindó los buenos resultados electorales. Su reto es manejar a los dos vecinos, China y la India, para la prosperidad económica del país”, manifestó a Efe el decano de la Universidad de Derecho de Katmandú, Bipin Adhikari.
Con ese respaldo electoral logrado por el UML y el CPN-M, Oli espera concluir cuanto antes el proceso de unificación de ambos partidos, pendientes de perfilar aún la ideología de la nueva formación y la división de carteras.
“La alianza de izquierdas combatió en los comicios bajo el eslogan de estabilidad y prosperidad y la gente votó por ellos. Ahora que Sharma Oli se ha convertido en primer ministro es el momento de que implemente lo que prometió”, concluyó el decano Adhikari.